lunes, 4 de febrero de 2019

El castro de Yecla la Vieja

Yecla de Yeltes es uno de esos lugares tocados por la Historia, cuya huella permanece imborrable en su territorio. Aquí, apenas a un kilómetro de la actual población, encontramos los restos de un espectacular enclave vetón, uno de los pueblos celtas que habitaron España prerromana.
Edificado en el siglo V a.C., el castro de Yecla la Vieja permanció habitado hasta finales de la Edad Media, época a la que pertenece la ermita de Santa María del Castillo, edificada a finales del siglo XV. De época similar es la ermita de Santiago, cuya extraña arquitectura delata los profundos cambios que el paso del tiempo le ha sometido.
Llegamos por fin ante las murallas del castro, cuyos ciclópeos bloques graníticos eñalan la fortaleza del mismo. Ante la recia cerca, unas piedras hundidas en el suelo nos señala otro medio de defensa del enclave. Esas losas, puntiagudas y peligrosas, debían entorpecer al enemigo que quisiera tomar la ciudad por ese flanco, el más débil de su perímetro.
Una vez dentro del recinto fortificado, nos sorprende los restos de los muros que una vez fueron las casas de sus habitantes. En varios de estas fuertes paredes encontramos diferentes petroglifos, lo que nos da una idea de la antigüedad del lugar, así como lápidas y estelas reaprovechadas como parte de los muros.
Tras visitar la reconstrucción de varias construcciones del castro, hoy abandonadas y dominadas por la maleza, salimos del recinto en dirección a una antigua necrópolis, en la que vemos la reproducción de una de sus sepulturas, con su "ocupante" incluido. Hay que advertir que el esqueleto no es real, sino una reproducción del original.
Hay que advertir que, antes de proceder a visitar este magnífico enclave histórico, conviene concerta una visita al Centro de Interpretación abierto en Yecla de Yeltes, donde pueden verse numerosas estelas y lápidas procedentes del castro, así como un impresionante verraco de increible detalle, que, junto a una maqueta del complejo, nos da una introducción acerca del castro y nos hace entender mejor el lugar.
Y puestos a dar consejos, allá va otro. La mejor hora de visitar el castro de Yecla la Vieja es el atardecer, momento en que los últimos rayos del Sol despliegan una luz mágica al lugar, creando sombras que hacen imaginar a los antiguos habitantes deambular por sus calles y casas. 
El siguiente vídeo nos muestra, como es habitual en nuestra página, un amplio reportaje del castro de Yecla la Vieja.

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