Recientemente visitábamos el castillo de Peñafiel, en la localidad cacereña de Zarza la Mayor. En esta ocasión volvemos a visitar sus ruinas, pero con una pequeña diferencia: hoy lo veremos desde el lado portugués, al otro lado del río Erjas, partiendo y regresando desde Salvaterra do Extremo, a través de la ruta IDN-PR1, conocida como Rota dos Abutres.
Nuestro recorrido arranca en un bonito pueblo de Portugal, muy cercano a la frontera que el río Erjas marca con España. El punto de inicio se encuentra en una acogedora plaza, junto a la iglesia de la localidad, la cual callejeamos brevemente hasta llegar al camino que nos llevará hasta la misma raya fronteriza. Antes, pasaremos por las furdas, unas antiguas porqueras, típicas de la zona.
Nuestro recorrido arranca en un bonito pueblo de Portugal, muy cercano a la frontera que el río Erjas marca con España. El punto de inicio se encuentra en una acogedora plaza, junto a la iglesia de la localidad, la cual callejeamos brevemente hasta llegar al camino que nos llevará hasta la misma raya fronteriza. Antes, pasaremos por las furdas, unas antiguas porqueras, típicas de la zona.
Tras abandonar Salvaterra do Extremo, el camino nos lleva hasta el cauce del río Erjas. Pero antes debemos detenernos un instante ante el hermoso valle que se abre ante nuestros ojos. Al fondo, el perfil incomporable de la Sierra de Gata, frontera natural entre Salamanca y Cáceres.
Poco a poco, la silueta del Castillo de Peñafiel se hace más visible y, tras dejar atrás un antiguo puesto de vigilancia de la época en que los contrabandistas abundaban por estos parajes, llegamos a una caseta de observación de aves, desde la que obtendremos una buena vista del Castillo y del canon de Erjas, entre cuyos roquedos anidan los buitres (abutres) que dan nombre a nuestra ruta de hoy.
Tras un breve descanso para reponer fuerzas, desandamos un tramo del camino para proseguir por la ribera del Erjas, junto al cual veremos restos de antiguos molinos y fuentes. Una de ellas, la Fonte do Ribera, seca en el momento en que hicimos esta ruta. Aprovechemos esta ocasión para recordar algo básico: hay que llevar reservas de agua suficientes por si no hay ocasión de obtener agua potable durante el recorrido.
Tras un breve descanso para reponer fuerzas, desandamos un tramo del camino para proseguir por la ribera del Erjas, junto al cual veremos restos de antiguos molinos y fuentes. Una de ellas, la Fonte do Ribera, seca en el momento en que hicimos esta ruta. Aprovechemos esta ocasión para recordar algo básico: hay que llevar reservas de agua suficientes por si no hay ocasión de obtener agua potable durante el recorrido.
Es en este tramo desde la que obtendremos las mejores vistas del río Erjas, como la fotografía con que encabezasmos esta entrada. También vemos algo que nos hace sobrecogernos. Entre las ramas de los árboles pueden verse sedimentos dejados por las aguas del río en épocas de crecida.
Finalmente, llegaremos al vado del río Erjas, junto a cuyo puente se encuentra el viejo puesto fronterizo entre España y Portugal. Aquí se encuentra un area recreativa en el que haremos nuestra parada para comer, próximo al arroyo Ribeira Arades.
Finalmente, llegaremos al vado del río Erjas, junto a cuyo puente se encuentra el viejo puesto fronterizo entre España y Portugal. Aquí se encuentra un area recreativa en el que haremos nuestra parada para comer, próximo al arroyo Ribeira Arades.
Una vez lleno nuestro estómago y repuestas nuestras energías, continuamos nuestro camino por sendas de cierta belleza, delimitadas por muros de pizarra, cuya roca pisamos a lo largo del camino. Tras una de estos muros, uno de sus habitantes nos dedica una mirada, entre inquieta y curiosa.
No tardamos en llegar a la Quelha (camino)de Segura, un hermoso camino empedrado, que nos lleva, después de caminar un kilómetro y medio más, a Salvaterra do Extremo.
De nuevo en Salvaterra do Extremo, llegamos a una pequeña plazuela dominada por el Pelourinho, un rollo de piedra de estilo Manuelino, rematado por las armas del Reino de Portugal. Junto al mismo, el edificio que, antaño, albergó al ayuntamiento de la localidad, extinto en 1855, siendo actualmente una freguesia, una equivalente a una pedania, de Idanha-a-Nova.
Si aún tenemos fuerzas, callejear por Salvaterra do Extremo es una delicia para el caminante. Por el contrario, otra opción es reponer fuerzas en una de las dos tabernas de la población, en las que podemos, de paso, disfrutar del costumbrismo local. Una experiencia, sea cual sea la elegida, aunque ambas combinen perfectamente, que bien merece vivirse.
Como es habitual en esta página, el video que mostramos a continuación ofrece un completo reportaje de la Rota dos Abutres.
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