En tiempos, el Alcázar segoviano estuvo flanqueado por dos ríos. Uno de ellos, el Eresma, aún fluye orgulloso, lamiendo con sus aguas la base del risco en que se apoya la bella fortaleza segoviana. El otro, el río Clamores, continua su curso bajo tierra, soterrado a causa de sus malos olores y sus sucia aguas. Por ello, su antiguo curso es hoy un agradable paseo, ideal para recorrer en lo calurosos meses veraniegos.
Esta ruta transcurre alrededor del agua, aunque esta fluya soterrada por buena parte de nuestro paseo. Por ello, situamos el inicio de nuestro paseo en el epicentro de Segovia, el Acueducto romano que, desde el siglo I, se alza orgulloso en el lugar que hoy se alza.
Desde aquí bajamos hasta la Cuesta de los Hoyos, donde encontraremos uno de los accesos al valle del Clamores, antaño caudaloso de agua, y hogaño dispuesto para que el caminante lo pueda recorrer sin prisas, disfrutando con calma cada detalle del camino.
No tardamos en encontrar una fuente en la que podemos abastecernos de agua. Sin embargo, nunca no scansaremos de recordarlo, conviene llevar reservas de agua suficientes en prevención de cualquier imprevisto. Poco después encontramos la primera sorpresa del recorrido, el antiguo Puente de la Estrella, desde el que se accedía al barrio judío de Segovia.
Continuamos por un camino serpenteante, con ruinas de antiguos molinos y curiosos detalles, esperando que el caminante los descubra.
No tardamos en divisar otro de los principals monumentos de la ciudad, el Alcázar, antiguo castillo, probablemente de origen romano, elevado a su region aspecto actual en tiempos del rey Enrique IV. Pocos metros después nos encontramos con las ruinas del Puente del Piojo, del que tan solo conservamos uno de sus estribos, suficiente para darnos cuenta de la magnitud de tuvo su arquitectura.
No tardamos en advertir el agradabable sonido del agua, lo que nos anuncia que el río Eresma ya se encuentra cerca. Lo atravesamos mediante una moderna pasarela de madera, cuya estructura nos remite a los bellos paisajes japoneses.
En este punto nos detenemos unos instantes para disfrutar de una magnífica perspectiva del Alcázar. Desde este punto comprendemos con más facilidad aquel manido símil que compara la vieja fortaleza con la proa de un barco.
Sólo nos queda ya dirigirnos hacia el barrio de San Marcos, presidico por la iglesia de la misma advocación, ejemplo del Románico primitivo.
Junto a este arrabal, uno de los más antiguos de Segovia, se encuentra una curiosa iglesia, de estructura poligonal, hasta doce lados tiene su recinto, cuyo origen quieren algunos atribuir a los Templarios, mientras que otros, al parecer son estos los que aciertan, se lo otorgan a la orden del Santo Sepulcro.
Aquí ponemos fin a nuestro paseo de hoy, al que recordamos, como es habitual en este página, con un video en el que hacemos un breve resumen gráfico de la ruta.
Esta ruta transcurre alrededor del agua, aunque esta fluya soterrada por buena parte de nuestro paseo. Por ello, situamos el inicio de nuestro paseo en el epicentro de Segovia, el Acueducto romano que, desde el siglo I, se alza orgulloso en el lugar que hoy se alza.
Desde aquí bajamos hasta la Cuesta de los Hoyos, donde encontraremos uno de los accesos al valle del Clamores, antaño caudaloso de agua, y hogaño dispuesto para que el caminante lo pueda recorrer sin prisas, disfrutando con calma cada detalle del camino.
No tardamos en encontrar una fuente en la que podemos abastecernos de agua. Sin embargo, nunca no scansaremos de recordarlo, conviene llevar reservas de agua suficientes en prevención de cualquier imprevisto. Poco después encontramos la primera sorpresa del recorrido, el antiguo Puente de la Estrella, desde el que se accedía al barrio judío de Segovia.
Continuamos por un camino serpenteante, con ruinas de antiguos molinos y curiosos detalles, esperando que el caminante los descubra.
No tardamos en divisar otro de los principals monumentos de la ciudad, el Alcázar, antiguo castillo, probablemente de origen romano, elevado a su region aspecto actual en tiempos del rey Enrique IV. Pocos metros después nos encontramos con las ruinas del Puente del Piojo, del que tan solo conservamos uno de sus estribos, suficiente para darnos cuenta de la magnitud de tuvo su arquitectura.
En este punto nos detenemos unos instantes para disfrutar de una magnífica perspectiva del Alcázar. Desde este punto comprendemos con más facilidad aquel manido símil que compara la vieja fortaleza con la proa de un barco.
Sólo nos queda ya dirigirnos hacia el barrio de San Marcos, presidico por la iglesia de la misma advocación, ejemplo del Románico primitivo.
Junto a este arrabal, uno de los más antiguos de Segovia, se encuentra una curiosa iglesia, de estructura poligonal, hasta doce lados tiene su recinto, cuyo origen quieren algunos atribuir a los Templarios, mientras que otros, al parecer son estos los que aciertan, se lo otorgan a la orden del Santo Sepulcro.
Aquí ponemos fin a nuestro paseo de hoy, al que recordamos, como es habitual en este página, con un video en el que hacemos un breve resumen gráfico de la ruta.
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