viernes, 24 de mayo de 2019

Subiendo a la Silla de Felipe II

Entre los muchos rincones que esconde la sierra madrileña se encuentra la llamada Silla de Felipe II, la cual señala el lugar desde desde el que, supuestamente, el Rey Prudente seguía la construcción del monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Aunque esta historia es más que discutible, incluso parece estar probado que la auténtica silla se encontraba en otro lado, no dejaremos escapar el ambiente mágico que lo envuelve. Hoy subimos hasta ella, dejándonos envolver por el impresionante entorno en el que se halla.

Comenzamos nuestro paseo de hoy desde la Lonja de el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, obra cumbre del arquitecto Juan Bautista de Toledo y del arte renacentista español. 
Avanzamos en dirección al Real Bosque de La Herrería, deteniendonos brevemente ante el viejo leguarío que indica la distancia que nos separa de Madrid, 6 leguas y 1191 varas. 
Adentrarse en La Herrería es entrar en un mágico mundo dominado por la naturaleza. Con las cumbres de Las Machotas en el horizonte, seguiremos los caminos que nos llevará hasta la Silla, rodeados de la maravillosa vegetación del lugar.
Uno de los puntos peligrosos de la ruta, quizás el único si descontamos el tramo por la carretera que asciende hasta la Silla, es el cruce con la M-505, que cruzaremos por el paso de cebra habitado, extremando la precaución.
En este tramo nos detendremos brevemente en la ermita de la Virgen de Gracia, construida mediante suscripción popular en 1947 en un estilo que, no podía ser de otro modo, recuerda al que disfrutamos en el Monasterio de El Escorial. Cerca de ella encontramos las fuentes de la Prosperidad y de las Arenitas, separadas por unos pocos metros. 
Aunque podemos ascender hasta la Silla por la sinuosa carretera que asciende hasta ella, preferimos desviarnos y subir a través del sendero GR-10.
Algunos tramos del GR-10 exigen algo de forma física y cierta experiencia en la práctica del senderismo, siendo fácil desorientar se en algunos puntos debido al mal estado de las marcas rojiblancas que señalan este tipo de recorridos. 
Por fin, alcanzamos nuestra meta y llegamos hasta la Silla de Felipe II. Descansamos durante unos minutos el esfuerzo de la subida admirando el entorno de El Escorial con el monte Abantos como telón de fondo. 
Es ma sprobable que este lugar fuese un altar de sacrificios vetón, teoría más que posible si atendemos a la roca caballera que se alza jnto a la Silla, cuya forma recuerda el perfil de una figura humana. No será la única piedra de forma peculiar que encontraremos a nuestro paso. 
Después de reponer fuerzas en el merendero cercano, continuamos por una antigua carretera, hoy cerrada al tráfico rodado, por la qje llegaremos hasta otros lugares, como ls Cueva del Oso o las fuentes de la reina y de los Capones. Desde esta última emprendemos el regreso, descansando nuestro camino hasta el Monasterio de El Escorial, punto de inicio de nuestro agradable paseo de hoy.

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