La reorganización ferroviaria de Oviedo conllevó el desvío de algunas líneas de vía estrecha que rodeaban el casco urbano de la capital asturiana. Una de estas vías era la que partía de la desaparecida estación del Ferrocarril Vasco-Asturiano hasta Fuso de la Reina, sobre cuyo trazado se abre la actual Vía Verde que hoy nos disponemos a recorrer.
El inicio de la vía verde se encuentra en el Parque de Invierno, un agradable espacio verde situado al sur de la ciudad, próximo al barrio de San Lázaro.
La línea del Vasco se cruzaba con el ferrocarril entre León y Gijón mediante un puente metálico, hoy reforzado con una estructura de madera. Desde aquí divisamos una bonita vista de Oviedo con el monte Naranco como telón de fondo.
De nuevo nos cruzamos con la autovía Ruta de la Plata, esta vez mediante un pequeño túnel en cuyas paredes se pueden disfrutar algunos graffitis de peculiar belleza, destacando el retrato de un muchacho africano que destaca por su lograda expresividad.
De pronto, tras pasar bajo el arco de un pequeño puente carretero, el paisaje se transforma en prados y pastos. De este modo llegamos al Oviedo más rural, que ya no abandonaremos durante nuestra caminata de hoy.
Tras pasar por uno de los antiguos pasos a nivel que tenía la vía, llegamos al túnel del Molineru (150 metros), el primero de los cuatro que atravesaremos. Tras él vendrán los túneles del Mergullu (70 m.), Premaña (30 m.). Una vez atravesado este último, llegamos a una bóveda natural formada por la ramas de los árboles, que envuelve al camino en una sobrecogedora belleza.
Los restos de la desaparecida estación de Las Caldas, de la que tan sólo quedan los andenes, nos llevan hasta la embocadura del túnel de Veneros, de 260 metros de longitud y revestido de losas de piedra. La reverberación de los pasos del viajero en su interior sobrecoge el ánimo de aquellos que se adentran en su interior.
Una vez a cielo abierto, el río Nalón sale a nuestro encuentro, aproximándonos al final de nuestra ruta. Su curso lo salvamos por el viaducto de Avis, junto a la peña del mismo nombre, desde el que obtenemos unas espectaculares vistas de su entorno.
Por fin, llegamos al edificio de la antigua estación de Fuso de la Reina, construida en mitad de un triángulo de vías. En su fachada luce todavía el anagrama de la Compañía del Ferrocarril Vasco-Asturiano.
Merece la pena caminar unos metros más, hasta la carretera de Las Caldas, desde la cual se divisan unas hermosas vistas. Desde aquí puede decidir el caminante si regresa por la misma Vía Verde o toma el autobús de vuelta a Oviedo. Otra opción es continuar hacia Las Caldas, localidad en la que reponer fuerzas antes de emprender el regreso.
No podemos finalizar esta entrada sin adjuntar un vídeo en el que mostramos un completo reportaje de la ruta.
No tardamos en llegar a la antigua estación de La Manjoya, primera de las paradas del desaparecido ferrocarril, situada en el punto kilométrico 2. En su interior se ha instalado un centro de interpretación de la Naturaleza y un pequeño bar. Sorprende la conservación del entorno, permaneciendo en su lugar los andenes del viejo apeadero.
La línea del Vasco se cruzaba con el ferrocarril entre León y Gijón mediante un puente metálico, hoy reforzado con una estructura de madera. Desde aquí divisamos una bonita vista de Oviedo con el monte Naranco como telón de fondo.
De nuevo nos cruzamos con la autovía Ruta de la Plata, esta vez mediante un pequeño túnel en cuyas paredes se pueden disfrutar algunos graffitis de peculiar belleza, destacando el retrato de un muchacho africano que destaca por su lograda expresividad.
De pronto, tras pasar bajo el arco de un pequeño puente carretero, el paisaje se transforma en prados y pastos. De este modo llegamos al Oviedo más rural, que ya no abandonaremos durante nuestra caminata de hoy.
Tras pasar por uno de los antiguos pasos a nivel que tenía la vía, llegamos al túnel del Molineru (150 metros), el primero de los cuatro que atravesaremos. Tras él vendrán los túneles del Mergullu (70 m.), Premaña (30 m.). Una vez atravesado este último, llegamos a una bóveda natural formada por la ramas de los árboles, que envuelve al camino en una sobrecogedora belleza.
Los restos de la desaparecida estación de Las Caldas, de la que tan sólo quedan los andenes, nos llevan hasta la embocadura del túnel de Veneros, de 260 metros de longitud y revestido de losas de piedra. La reverberación de los pasos del viajero en su interior sobrecoge el ánimo de aquellos que se adentran en su interior.
Una vez a cielo abierto, el río Nalón sale a nuestro encuentro, aproximándonos al final de nuestra ruta. Su curso lo salvamos por el viaducto de Avis, junto a la peña del mismo nombre, desde el que obtenemos unas espectaculares vistas de su entorno.
Por fin, llegamos al edificio de la antigua estación de Fuso de la Reina, construida en mitad de un triángulo de vías. En su fachada luce todavía el anagrama de la Compañía del Ferrocarril Vasco-Asturiano.
Merece la pena caminar unos metros más, hasta la carretera de Las Caldas, desde la cual se divisan unas hermosas vistas. Desde aquí puede decidir el caminante si regresa por la misma Vía Verde o toma el autobús de vuelta a Oviedo. Otra opción es continuar hacia Las Caldas, localidad en la que reponer fuerzas antes de emprender el regreso.
No podemos finalizar esta entrada sin adjuntar un vídeo en el que mostramos un completo reportaje de la ruta.
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