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miércoles, 11 de noviembre de 2020

El Castillo de Tineo

Tineo fue, y es, una de las villas más importantes de Asturias. Paso del Camino de Santiago Primitivo por disposición de Alfonso XI, contó con un importante cenobio franciscano, un hospital de peregrinos, de que restan apenas unos muros, casas nobles jalonadas de imponentes blasones y un imponente castillo, cuyos muros se han perdido, pero su impronta permanece. 

Ruinas del castillo de Tineo en 1912, poco antes de su derribo. (Fotografía extraída de Wikimedia Commons).

Su traza puede aún adivinarse en el trazado urbano tinetense. Callejeando por el que fuera el núcleo medieval de la localidad encontramos la plaza de las Campas, un ancho espacio en el que se alzaron los últimos restos del castillo, por lo que no decartamos que este fuera el antiguo patio de armas de la fortaleza desaparecida.

Plaza de las Campas, en el se alzaron los últimos restos del castillo de Tineo hasta su derribo, en 1912. (Foto del autor).

Próxima a esta plaza se abre la estrecha y sinuosa calle del Castillo de Tineo. Una sola mirada a la misma nos ofrece una visión de edificios que se alevan directamente sobre la roca, la misma que sustentara en su día los muros del castillo desaparecido.

Vista de la calle del Castillo de Tineo. ¿Qué mejores cimientos para un castillo que la propia roca del terreno en que se alza?

Un rincón de la plaza de las Campas recuerda uno hecho trágico. Lugar de ejecuciones en el pasado, una antigua y tosca cruz de piedra marca el lugar en que fuera fusilado el campesino cangués Pedro del Tronco, capturado por las tropas francesas, a las que se enfrentó con valentía, durante la Guerra de la Independencia. La inscripción reza «AQUÍ MURIÓ PEDRO DEL TRONCO, EN DEFENSA DE LA PATRIA».

Cruz que marca el lugar en que fue fusilado Pedro del Tronco, durante la Guerra de la Independencia.

Su origen es incierto, aunque se dice que su fábrica procede de los tiempos de los romanos. Se salvó de las demoliciones ordenadas por Juan I de Castilla y aguantó la invasión francesa de 1808, no pudiendo sobrevivir a las ambiciones de sus propios vecinos, quienes alegaron el riesgo que suponía su estado para provocar su demolición, ajeno a su antigüedad e importancia. Otro grupo de paisanos quiso evitarlo, pidiendo al Gobernador Civil que no permitiese su venta. 

Una de las escasas casas antiguas supervivientes en la Plaza de las Campas.

Finalmente, tras años de tiras y aflojas, las quejas de unos fueron más fuertes que las súplicas de los otros y los viejos restos del Castillo de Tineo fueron dinamitados, perdiéndose para siempre estos importantes vestigios del pasado de la villa. Era el año 1912.

FUENTES CONSULTADAS:

  • Zardaín, Claudio. Remenbranzas y glosas. El Castillo de Tineo. Diario La Voz de Asturias, núm. 1428. Viernes, 18 de noviembre de 1927.

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