Recientemente hablábamos de unos capirotes que, procedentes de los antiguos viajes de agua madrileños que hoy adornan una de las riberas del río Manzanares. Hoy regresamos a este escenario, trasladándonos varios kilómetros aguas abajo, junto al acceso del Matadero de Madrid desde Madrid Rio. En esta ocasión la sorpresa salta en forma de bloques de granito, cuya labra aclara su posible procedencia: algunos de los viejos palacetes o iglesias desaparecidas del viejo Madrid.
La remodelacion del entorno del río Manzanares con motivo del soterramiento de la cicatriz urbana que suponía la agresiva calzada de la M-30 ha supuesto un profundo cambio en esta zona de Madrid, ganada para el peatón que, tras décadas de aislamiento, puede por fín disfrutar de su río. Hoy nos acercamos a un rincon de este espacio para descubrir, con cierto asombro, la presencia de un antiguo elemento, habitual en Madrid de antaño, casi desaparecido de sus calles: los capirotes.
