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viernes, 10 de mayo de 2019

La estación del Norte de Zaragoza

Entre los escasos vestigios del pasado ferroviario de Zaragoza que aún se conservan se encuentra la antigua estación del Norte, posteriormente conocida como Zaragoza-Arrabal, al levantarse entre el barrio del mismo nombre y el de Jesús.

La estación del Arrabal fue construida en 1863, sobre un apeadero provisional erigido dos años antes, en 1861 por la Compañía del Ferrocarril de Zaragoza a Barcelona, anexionada en 1878 por la poderosa Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, una de las principales operadoras ferroviarias de entonces. No tardó en convertirse en la principal estación de la ciudad hasta su cierre en 1973, tras la apertura de Zaragoza-Portillo, la cual ocupó el lugar de otra histórica terminal ferroviaria de Zaragoza, Campo Sepulcro. 

Tras su cierre, sufrió un largo periodo de abandono que terminó en 2004, año en que fue restaurada y destinada a sede del Centro Cívico Estación del Norte

Ubicada entre las actuales calles de Perdiguera y de Matilde Sangüesa Castañona, sólo se conserva el edificio de viajeros principal, habiendo desaparecido el segundo edificio y la marquesina metálica que los unía. 

En la fachada principal, abierta en la calle de Perdiguera, destaca su maravillosa portada, rematada en un frontón curvo con un decorado y artístico vano circular bajo el cual se conserva el nombre de la compañía de la que recibió su nombre, Norte. Sin embargo, echamos en falta las estrellas de cinco puntas que fueron el distintivo de la mencionada compañía ferroviaria.

A lo largo de la fachada se encuentran diferentes labras en piedra, destacando los capiteles, en los que puede verse una locomotora de vapor, con su penacho de humo, flanqueada por dos dragones alados. 

Junto a la puerta de entrada se conservan diferentes vestigios de la estación. Uno de ellos son las columnas metálicas que formaban parte del recinto de la estación.
Otro elemento preservado son las antiguas farolas que iluminaban la calle. De ellas nos quedan las bases de hormigón, soporte de nuevos fustes metálicos

La playa de vías ha dado origen a un amplio parque en el que se echa de menos más césped y arbolado. En él se encuentra un pequeño área de juegos infantiles en el que se ha incluido un pequeño trenecito, recuerdo del pasado de este lugar.
Regresamos a la fachada principal para recrearnos ante otro vestigio del pasado ferroviario de Zaragoza, como son los raíles del tranvia, concretamente de la línea 4, en servicio entre 1885 y 1971.
Desgraciadamente, la zona está habilitada como aparcamiento, por lo que estos raíles quedan ocultos bajo los coches allí estacionados. Desde aquí animamos al Ayuntamiento de Zaragoza a poner en valor estos restos del pasado de su ciudad.
No podemos terminar esta entrada sin el tradicional vídeo de nuestro canal de YouTube, en el que ofrecemos más fotografías de esta antigua estación.

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