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domingo, 3 de marzo de 2019

Un paseo por Idanha-a-Velha.

Dentro del Parque Natural do Tejo Internacional se encuentra Idanha-a-Velha, una de las localidades más interesantes de Portugal, en la que, una vez más, nos topamos de frente con la historia, remontandose sus orígenes a la época de la dominación romana de Hispania.
Hoy recorremos esta pequeña y hermosa aldea, comprobando la huella que Roma dejó en sus calles y plazas.
La actual Idanha-a-Velha corresponde a la antigua Egitania, fundada por los romanos y poblada posteriormente por suevos y visigodos.
A medida que nos acercamos a la población, observamos una estructura de largos muros y cuerpos cilíndricos rematados por unas pequeñas cúpulas. Esta construcción serían las antiguas termas romanas, construidas extramuros de la aldea.
Ya dentro de Idanha-a-Velha, pronto encontramos la antigua muralla romana, de grandes bloques graníticos, en uno de cuyos extremos se abre la llamada Puerta Norte, flanqueda por dos fuertes cubos. Aunque actualmente se encuentra cegada y sus torres reconstruidos, su visión nos ofrece una día de la fortaleza que debió tener en sus día. 

A pocos metros encontramos uno de los lugares obligatorios de visita de Idanha-a-Velha, la antigua Catedral, actualmente sin culto, considerada como el único templo catedralicio visigótico conservado en la Península Ibérica.

Alrededor de la antigua seo se encuentran diferentes restos arqueológicos, tanto romanos como de época medieval, entre los que se encuentran unos pocos sarcófagos antropomorfos, con los que se ha hecho una pequeña exposición en la zona. Junto a este lugar encontramos los restos de la Puerta Sur, de la que tan sólo nos quedan las dovelas de un arco de medio punto, problablemte reconstruidas.
Cruzamos las ruinas de esta puerta y accedemos al río Pônsul, donde encontramos una curiosa estructura de piedras atravesando su cauce. Son las llamadas poldras, un rudimentario sistema que permitía a los habitantes de la antigua Egitania cruzar el río, a modo de rudimentario puente.
Una vez visitados los muros y los restos arquológicos de Idanha-a-Velha, visitamos el interior de la localidad, en la que destaca la Casa Grande, el viejo palacio de la familia Marrocos, en la que destaca la elaborada labra de sus balconadas y baluatradas de piedra, imitando el trenzado de cuerdas y sogas. Actualmente abandonado, espera una restauración que pretende convertirla en hotel, aunque esta no parece llegar nunca.
Desde aquí, después de hacer un pequeño descanso en el único bar de la aldea, nos acercamos hasta los restos de la torre templaria, en la que destaca un hermoso ventanal gótico y la base de un matacán, ya desaparecido.
Volvemos hasta la plaza del pueblo, donde encontramos la actual iglesia matriz, el pelourinho, o rollo jurisdiccional, de estilo manuelino, y el edificio del antiguo ayuntamiento, que también albergó la cárcel, con un cruz templaria en su fachada. Actualmente, la localidad carece de independencia municipal, encontrándose esta en Idanha-a-Nova. 
Terminamos nuestro paseo por Idanha-Velha regresando de nuevo al río Pônsul. Allí visitamos el puente romano, posteriormente reformado en época medieval, de la que le proviene su característico perfil ojival.
Como es habitual en nuestra página, a continuación ofrecemos un vídeo con más imágenes de nuestro pequeño paseo por Idanha-a-Velha, una población que bien merece la pena visitar.




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