Dice la leyenda que fueron los Cruzados, regresando de las luchas en Tierra Santa, quienes trayeron a la Península Ibérica un ingenio que, a través de las fuerza del viento permitiría moler el grano y producir harina. Hoy, estos molinos constituyen un emblema característico y un símbolo inequívoco de La Mancha. Hoy visitamos algunos de ellos, en la localidad de Alcázar de San Juan.
A dos kilómetros y medio de la localidad, sobre el pequeño cerro de San Antón, se alzan cuatro molinos de viento, recuerdo de los diecinueve que llegaron a funcionar en esta acogedora población manchega.
A dos kilómetros y medio de la localidad, sobre el pequeño cerro de San Antón, se alzan cuatro molinos de viento, recuerdo de los diecinueve que llegaron a funcionar en esta acogedora población manchega.
Su origen se remonta al siglo XVI y algunos de ellos se mantuvieron en activo hasta bien entrado el siglo XX. Y, al parecer, fue una sequia la que obligó a construirlos, una vez que los tradicionales ingenios hidraúlicos que hasta entonces funcionaban quedaron inutilizados por la falta de agua.
Tras un periodo de abandono, los molinos fueron recuperados y restaurados con mayor o menor fortuna, y rebautizados como Rocinante, Fierabrás, Dulcinea y Barcelona, reminiscencias de aquel inmortal hidalgo manchego que Miguel de Cervantes, al que algunos hacen nacer en Alcázar de San Juan, hizo cabalgar a lo largo y ancho de esta comarca. En uno de ellos, incluso, se instaló una réplica de su vieja maquinaria que se pone en marcha en determinadas ocasiones.
Tras un periodo de abandono, los molinos fueron recuperados y restaurados con mayor o menor fortuna, y rebautizados como Rocinante, Fierabrás, Dulcinea y Barcelona, reminiscencias de aquel inmortal hidalgo manchego que Miguel de Cervantes, al que algunos hacen nacer en Alcázar de San Juan, hizo cabalgar a lo largo y ancho de esta comarca. En uno de ellos, incluso, se instaló una réplica de su vieja maquinaria que se pone en marcha en determinadas ocasiones.
Como es costumbre de esta humilde página, cerramos este breve texto con un vídeo en el que resumimos nuestra visita a este lugar.
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